Dieta y cancer

LA CARNE
Los datos más contundentes se conocieron en 2005, cuando se ratificó definitivamente la relación de la carne roja con ciertos tumores de colon.
El estudio EPIC, en el que participaron cinco centros españoles, se convirtió en la última de una larga serie de evidencias en las que el exceso de carne roja se ha asociado con un aumento del riesgo de cáncer colorrectal. La misma investigación sirvió para 'tranquilizar' respecto al pollo que, de momento, no ha mostrado que aumente el riesgo de cáncer.
En 2006, el abuso de carne roja en la dieta se relacionó con otro tipo de cáncer, el de mama; especialmente en el caso de los tumores que crecen influenciados por la acción de las hormonas. Concretamente, y según esta investigación, las mujeres que tomaban más de una ración o ración y media de estos productos al día (salchichas, hamburguesas, cerdo, beicon, perritos calientes...) tenían hasta dos veces mayor riesgo de desarrollar un tumor de mama hormonodependiente que quienes limitaban su ingesta de carne a tres o menos raciones a la semana. Un hecho confirmado de nuevo en 2007 por un trabajo de la Universidad de Leeds (Reino Unido) publicado en el 'British Journal of Cancer'.
Aunque son varias las posibilidades que se han apuntado en los últimos años, incluidos ciertos procesos químicos cancerígenos que podrían desencadenarse durante el proceso de cocinado, todo parece indicar que las culpables de esta asociación son dos sustancias presentes en la carne, la hemoglobina y la mioglobina, capaces de desencadenar la formación de sustancias cancerígenas en el intestino. Las grasas saturadas y la presencia de hormonas de origen animal en la carne son otros de los factores que también se han apuntado.